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Yoga suave para hacer en casa antes de dormir

Después de un día largo, no siempre es fácil desconectar. El ritmo del trabajo, las tareas del hogar y el cuidado de los pequeños puede dejarte con la cabeza a mil justo cuando lo que más necesitas es calma. Si además tienes un puff niños en el salón, seguro que sabes lo importante que es crear espacios tranquilos donde toda la familia pueda relajarse antes de irse a la cama.

Cuando llega la noche, el cuerpo pide descanso, pero la mente a veces no coopera. Por eso, encontrar una rutina relajante puede marcar la diferencia. Hay quien opta por leer, otras personas se decantan por un baño caliente o música suave. Pero si buscas una alternativa a cojines para palets leroy merlin y velas aromáticas, el yoga suave puede convertirse en tu mejor aliada. No necesitas experiencia previa ni un equipo profesional: con una esterilla y un poco de silencio, basta.

1. Por qué el yoga suave es ideal antes de dormir

El yoga suave no es una clase exigente llena de posturas complicadas ni requiere fuerza o flexibilidad extrema. Se trata de una práctica centrada en movimientos lentos, estiramientos suaves y respiración consciente. Su objetivo principal es preparar el cuerpo y la mente para el descanso, ayudándote a soltar tensiones acumuladas durante el día.

Durante el día, acumulamos estrés sin darnos cuenta: hombros encogidos, mandíbula apretada, respiración superficial… El yoga suave actúa como un "botón de pausa" que le recuerda al cuerpo que es momento de relajarse. Con solo 15 o 20 minutos puedes notar cómo se aligera la carga mental y física.

Además, al practicar por la noche, estás enseñando a tu sistema nervioso a desacelerar. La combinación de respiración profunda y estiramientos conscientes activa el sistema parasimpático, ese que te invita a descansar, a regenerarte y a entrar en modo sueño profundo.

2. Tu rincón de calma en casa

No necesitas un espacio enorme ni una habitación dedicada exclusivamente al yoga. Basta con elegir un rincón donde te sientas a gusto, puedas moverte con libertad y no te interrumpan. Una alfombra suave, una luz tenue y una manta pueden transformar cualquier zona de tu casa en un mini santuario nocturno.

Es importante que asocies ese lugar con la calma. Si puedes, apaga pantallas, pon el móvil en modo avión y deja que el ambiente te envuelva. Añadir una infusión caliente o un poco de música instrumental también puede ayudarte a entrar en ese estado de pausa que tanto necesitas.

Si tienes suelo frío, coloca una esterilla o incluso una manta doblada. Puedes usar cojines firmes para apoyar las rodillas, la espalda o la cabeza en algunas posturas. Cuanto más cómoda estés, más fácil será conectar con tu cuerpo sin distracciones.

3. Secuencia de yoga suave para tu rutina nocturna

Aquí tienes una pequeña rutina de yoga suave que puedes practicar cada noche antes de acostarte. Solo necesitas unos 15 minutos, ropa cómoda y tu rincón de calma.

1. Respiración profunda (2 minutos)
Siéntate con las piernas cruzadas o incluso en la cama, con la espalda recta. Cierra los ojos y coloca una mano sobre tu abdomen. Inhala por la nariz durante 4 segundos, sintiendo cómo se expande el abdomen, y exhala lentamente por la boca durante 6 segundos. Repite varias veces, dejando que el ritmo respiratorio se vuelva más lento y profundo.

2. Postura del niño (3 minutos)
Arrodíllate, junta los dedos gordos de los pies y siéntate sobre los talones. Inclina el cuerpo hacia adelante hasta apoyar la frente en el suelo o en un cojín, con los brazos extendidos o a los lados del cuerpo. Esta postura calma el sistema nervioso y alivia la tensión de la espalda.

3. Estiramiento del gato-vaca (2 minutos)
Colócate a cuatro patas. Al inhalar, arquea la espalda (posición de vaca) y levanta ligeramente la mirada. Al exhalar, redondea la columna (posición del gato) y lleva el mentón hacia el pecho. Alterna estos movimientos suavemente, coordinando con tu respiración.

4. Torsión suave tumbada (3 minutos)
Túmbate boca arriba, lleva las rodillas al pecho y déjalas caer suavemente hacia un lado. Estira los brazos en forma de cruz y gira la cabeza hacia el lado opuesto de las piernas. Mantén la postura un minuto y cambia de lado. Esta torsión relaja la zona lumbar y masajea los órganos internos, ayudando a la digestión.

5. Postura de piernas en la pared (3 minutos)
Acuéstate boca arriba y apoya las piernas estiradas contra una pared. Puedes usar una manta doblada bajo la cadera para mayor comodidad. Esta postura mejora la circulación, reduce la hinchazón de piernas y calma la mente.

6. Savasana con conciencia corporal (2 minutos)
Termina tumbándote boca arriba, con los brazos relajados y las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y haz un recorrido mental por todo tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, soltando cualquier tensión que quede. Quédate ahí unos minutos hasta sentir que estás completamente relajada.

Empieza hoy, sin presiones

El yoga suave no necesita objetivos ni exigencias. No importa si un día solo puedes hacer dos posturas o si te quedas dormida en savasana. La clave está en el hábito, en el ritual que repites cada noche para decirle a tu cuerpo: “Ya puedes soltar, el día ha terminado”.

Si lo conviertes en parte de tu rutina, notarás cambios no solo en cómo duermes, sino también en cómo te despiertas: más ligera, más conectada contigo misma y con una sensación de equilibrio que se mantiene durante el día.

Y recuerda: no hace falta hacerlo perfecto. Solo hace falta hacerlo con intención.

¿Te animas a probarlo esta noche?

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